Quienes adoptaron Punta del Este y alrededores como su lugar de residencia temporal o definitiva lo hicieron por su naturaleza, sus residencias rodeadas de vastos jardines, intercalados de bosques, el aire marino, la tranquilidad y la seguridad. Huyen del frenesí de la ciudad, de las jaulas de cemento, las colas en los supermercados y los largos embotellamientos. Seguir creando centros poblados en altura sin solucionar los accesos será entorpecer aún más la circulación en los meses de alta afluencia, además de seguir afeando la línea del cielo puntaesteño.
Consideramos un grave error la creación de una nueva península en Rincón del Indio, con avenidas y rascacielos, sin haber tampoco encontrado una solución para los asentamientos que rodean la zona, para la circulación de las motos y ciclistas y para el pasaje al otro lado del arroyo.
No hemos escuchado de parte de las autoridades ni una sola propuesta alternativa de trabajo a la construcción por lo que entendemos que esta es la única idea que hay para ocupar a los miles de trabajadores que acuden a esta zona. En muy poco tiempo terminaremos como las costas españolas, con la huida de los turistas y el abandono de las zonas naturales estropeadas.
Pan para hoy, hambre para mañana-
Los cambios de las ordenanzas de la construcción vulneran los derechos de quienes vinieron previamente a invertir y eligieron un paisaje y contorno, lejos de una ciudad.
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